Las campañas de los activistas son técnicas engañosas

Resumen

Los grupos activistas por los animales están haciendo más alboroto que nunca en la industria alimentaria a través del activismo de los accionistas, protestas fuera de los establecimientos, llamadas, correos electrónicos a la sede de la empresa y más.

Por más ruidosas que sean, estas campañas no representan el sentimiento del consumidor. Muchas están siendo costeadas con decenas de millones de dólares por una única fundación activista adinerada y ejecutadas por voluntarios de grupos activistas de los animales. Su agenda es interrumpir las cadenas de suministro y la producción de proteína animal.

Fondos

La financiación de muchas campañas de presión llevadas a cabo por activista, provienen de una única fundación adinerada.
Desde el 2016, El proyecto de filantropía abierta (Open Philanthropy Project) ha proporcionado más de $100 millones a grupos por los derechos de los animales, en gran parte para financiar campañas de presión corporativa. Eso incluye $50 millones desde el 2021.

Los destinatarios de las principales donaciones para financiar campañas corporativas incluyen:

El proyecto de filantropía abierta (Open Philanthropy Project) también financia la defensa de la carne falsa. Los bolsillos profundos del grupo provienen del cofundador de Facebook, Dustin Moskovitz.

Llamadas de acción

Las campañas de activistas por los animales no solo están financiadas por una sola fuente adinerada, sino su ejecución también demuestra su naturaleza de técnicas engañosas.

Una empresa puede recibir decenas de correos electrónicos sobre su cadena de suministro de carne. Pero es importante saber de donde vienen todos estos correos electrónicos. Puede ser simplemente un grupo de veganos alrededor de mesa de banca telefónica.

Por ejemplo, The Humane League (La liga Humana) organiza eventos en todo el país en los que sus seguidores se ponen en contacto con empresas y legisladores sobre cuestiones de bienestar animal. Desde la perspectiva de la empresa, parece que existe una preocupación legítima y generalizada entre los consumidores. Pero en realidad, es un grupo relativamente pequeño de personas vocales capacitadas en cabildeo.

Del mismo modo, la mayoría de los grupos de los derechos de los animales tienen páginas de “Centro de atención” en sus sitios web, donde los partidarios pueden participar en trabajos de defensa. A través de esas plataformas, pueden comunicarse directamente con legisladores, corporaciones y grupos de industria con mensajes previamente escritos que describen las demandas de los grupos.

Todo lo que los seguidores deben hacer es completar con sus nombres, información básica del contacto y hacer clic en enviar. Ni siquiera tienen que leerlo, o incluso creer completamente en lo que dice.

Algunos grupos incluso establecen sistemas similares a juegos, en los que cuantas más actividades y tareas realice alguien, más puntos ganará. Durante el proceso, puede ganar insignias como “amigo de los pollo” y “campeón humanitario”. Esto está diseñado para crear un ciclo de retroalimentación psicológica, recompensando a los voluntarios por su activismo.

A continuación se muestra un ejemplo de una carta de Mercy for Animals dirigida a los legisladores de Connecticut sobre el apoyo a la política de compra de alimentos amigables con el clima. Tenga en cuenta que la carta ni siquiera menciona quién está detrás de esta campaña de defensa; parece que la carta provino directamente de un elector interesado, sin ninguna ayuda externa.

Además, estos grupos ofrecen una multitud de oportunidades de voluntariado donde los seguidores pueden conectarse con los organizadores de campo en su área y recibir notificaciones sobre eventos cerca de ellos, incluidas manifestaciones y protestas.

En las redes sociales, los grupos por los derechos de los animales aprovechan métodos como hashtags para dar la apariencia de que sus áreas temáticas son tendencia. En un esfuerzo reciente, Humana League uso #kelloggscorruption y #pepsicocoverup para crear conciencia sobre su supuesto incumplimiento de los compromisos libres de jaulas. Una mirada rápida a los perfiles de Twitter que usan dichos hashtags revela que los mensajes de apoyo procedían de activistas radicales e incluso empleados de Humane League, no de una multitud de seguidores desinteresados. El mismo enfoque se aplica a los me gusta, los retweets y los comentarios: los activistas vocales afiliados a un grupo de derechos de los animales elevan y amplifican sus mensajes.

Conclusión

En la era del internet, un puñado de activistas en línea puede parecer mucho más grande de lo que realmente es. Los correos electrónicos, llamadas telefónicas, los mensajes de texto y más, están en la punta de los dedos digitales y pueden mejorarse con “trucos de oficio”, como anuncios geo-cercados dirigidos a la sede corporativa.

Al final, es importante comprender que estas campañas de activismo se pagan y no representan a los consumidores.